por César Enrique Pérez Moreno
Infosel, noviembre. 28.- La desconfianza creada entre los inversionistas a raíz de algunas decisiones tomadas por Andrés Manuel López Obrador, quien será presidente de México a partir del 1 de diciembre, como cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), ha propiciado una caída de alrededor de 20% en la Bolsa Mexicana de Valores, una depreciación de más de 4% del peso frente al dólar y un alza de tasas a niveles no vistos en una década --todo en unas cuantas semanas.
A este escenario de tensión habría también que agregar el alza que ha registrado el llamado "riesgo país", o la prima que exigen los inversionistas para adquirir activos de deuda mexicanos. Ese mayor rendimiento está hoy en niveles no vistos desde que el empresario convertido en político, Donald J. Trump, llegó a la presidencia de Estados Unidos.
De acuerdo con Emerging Markets Bonds Index, o EMBI, que elabora el banco estadounidense JP Morgan Chase (NYSE:JPM), el riesgo país de México alcanzó un nivel de 236 puntos el pasado martes 20 de noviembre, o un nivel no visto en todo el año y similar al que existió cuando Trump tomó el poder en enero de 2017.
Para muchos, el detonante del repunte de ese indicador es la mayor desconfianza sobre el futuro de México que tienen los inversionistas tras la decisión de López Obrador de echar por tierra el proyecto del NAIM, a partir de una polémica consulta ciudadana y con la que el futuro presidente optó por tirar a la basura cerca de 120 mil millones de pesos (seis mil millones de dólares) ya invertidos o comprometidos en esa obra.
A esa determinación, se sumaron algunas iniciativas presentadas en el Congreso por partidos afines al futuro mandatario para eliminar el cobro de comisiones bancarias, aumentar los controles sobre el sector minero e incluso para manipular el sistema de administradoras de fondos de ahorro para el retiro (afores) y regresar al Estado el control de esas pensiones. Las propuestas legislativas no hicieron sino incrementar el temor de los agentes financieros y de los analistas sobre el futuro económico del país.
Incluso, el optimismo que generó la renovación del tratado de libre comercio de Norteamérica entre los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México, ahora rebautizado como T-MEC, a finales de septiembre, ha quedado eclipsado por las decisiones recientes, que han dado paso a un clima de intranquilidad y que, en consecuencia, han provocado un incremento en la percepción de riesgo de México.
La principal repercusión de esto es que al incrementarse los temores sobre el futuro del país, éstos terminarán por elevar los costos que representa para el gobierno pedir financiamiento en los mercados de deuda.
Si los temores se confirman en "el presupuesto 2019 y otras iniciativas, se corre el riesgo de socavar los pilares de la narrativa de México -- como la prudente gestión fiscal y el progreso de las reformas estructurales-- que han logrado brindar una amplia estabilidad macro", escribieron, por ejemplo, los economistas de Morgan Stanley (NYSE:MS), en un reporte sobre las perspectivas económicas que tienen para el país el próximo año.
El nerviosismo provocado en días recientes incluso rebasó el que había previo al triunfo electoral de López Obrador, quien tiene 65 años de edad, cuando el EMBI alcanzó un máximo de 231 puntos el 14 de junio.
La última ocasión en que la medida del riesgo país de México llegó a un nivel mayor al actual fue el 24 de enero de 2017, cuando Trump recién se había convertido en presidente de su país y el panorama para México, por su retórica contra el libre comercio y los trabajadores mexicanos en su país, era muy negativo.
En ese entonces, Trump amenazaba con vigor por terminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y prometía construir un muro en la frontera con México que desalentara el tránsito ilegal de personas o armas.
El repunte observado en el riesgo país de México podría incluso agravarse en los días siguientes, ya que las cifras disponibles actuales aún no incorporan los efectos negativos que dejó tras de sí la celebración de una segunda consulta ciudadana organizada por el equipo de López Obrador, sin que en ella el futuro presidente hubiese cambiado para ofrecer un proceso imparcial, confiable y representativo.
De hecho, algunos inversionistas parecen comenzar a observar en Brasil un mejor destino para sus inversiones que México, lo que de cierta manera refleja el aumento del riesgo país.
Si bien el riesgo país de Brasil está aún por arriba del mexicano --en 276 unidades al 26 de noviembre--, el diferencial ha venido disminuyendo a raíz de la victoria electoral de Jair Bolsonaro, a quien los agentes financieros ven como un político proclive a proponer y aprobar políticas públicas a favor de los mercados.
Infosel, noviembre. 28.- La desconfianza creada entre los inversionistas a raíz de algunas decisiones tomadas por Andrés Manuel López Obrador, quien será presidente de México a partir del 1 de diciembre, como cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), ha propiciado una caída de alrededor de 20% en la Bolsa Mexicana de Valores, una depreciación de más de 4% del peso frente al dólar y un alza de tasas a niveles no vistos en una década --todo en unas cuantas semanas.
A este escenario de tensión habría también que agregar el alza que ha registrado el llamado "riesgo país", o la prima que exigen los inversionistas para adquirir activos de deuda mexicanos. Ese mayor rendimiento está hoy en niveles no vistos desde que el empresario convertido en político, Donald J. Trump, llegó a la presidencia de Estados Unidos.
De acuerdo con Emerging Markets Bonds Index, o EMBI, que elabora el banco estadounidense JP Morgan Chase (NYSE:JPM), el riesgo país de México alcanzó un nivel de 236 puntos el pasado martes 20 de noviembre, o un nivel no visto en todo el año y similar al que existió cuando Trump tomó el poder en enero de 2017.
Para muchos, el detonante del repunte de ese indicador es la mayor desconfianza sobre el futuro de México que tienen los inversionistas tras la decisión de López Obrador de echar por tierra el proyecto del NAIM, a partir de una polémica consulta ciudadana y con la que el futuro presidente optó por tirar a la basura cerca de 120 mil millones de pesos (seis mil millones de dólares) ya invertidos o comprometidos en esa obra.
A esa determinación, se sumaron algunas iniciativas presentadas en el Congreso por partidos afines al futuro mandatario para eliminar el cobro de comisiones bancarias, aumentar los controles sobre el sector minero e incluso para manipular el sistema de administradoras de fondos de ahorro para el retiro (afores) y regresar al Estado el control de esas pensiones. Las propuestas legislativas no hicieron sino incrementar el temor de los agentes financieros y de los analistas sobre el futuro económico del país.
Incluso, el optimismo que generó la renovación del tratado de libre comercio de Norteamérica entre los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México, ahora rebautizado como T-MEC, a finales de septiembre, ha quedado eclipsado por las decisiones recientes, que han dado paso a un clima de intranquilidad y que, en consecuencia, han provocado un incremento en la percepción de riesgo de México.
La principal repercusión de esto es que al incrementarse los temores sobre el futuro del país, éstos terminarán por elevar los costos que representa para el gobierno pedir financiamiento en los mercados de deuda.
Si los temores se confirman en "el presupuesto 2019 y otras iniciativas, se corre el riesgo de socavar los pilares de la narrativa de México -- como la prudente gestión fiscal y el progreso de las reformas estructurales-- que han logrado brindar una amplia estabilidad macro", escribieron, por ejemplo, los economistas de Morgan Stanley (NYSE:MS), en un reporte sobre las perspectivas económicas que tienen para el país el próximo año.
El nerviosismo provocado en días recientes incluso rebasó el que había previo al triunfo electoral de López Obrador, quien tiene 65 años de edad, cuando el EMBI alcanzó un máximo de 231 puntos el 14 de junio.
La última ocasión en que la medida del riesgo país de México llegó a un nivel mayor al actual fue el 24 de enero de 2017, cuando Trump recién se había convertido en presidente de su país y el panorama para México, por su retórica contra el libre comercio y los trabajadores mexicanos en su país, era muy negativo.
En ese entonces, Trump amenazaba con vigor por terminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y prometía construir un muro en la frontera con México que desalentara el tránsito ilegal de personas o armas.
El repunte observado en el riesgo país de México podría incluso agravarse en los días siguientes, ya que las cifras disponibles actuales aún no incorporan los efectos negativos que dejó tras de sí la celebración de una segunda consulta ciudadana organizada por el equipo de López Obrador, sin que en ella el futuro presidente hubiese cambiado para ofrecer un proceso imparcial, confiable y representativo.
De hecho, algunos inversionistas parecen comenzar a observar en Brasil un mejor destino para sus inversiones que México, lo que de cierta manera refleja el aumento del riesgo país.
Si bien el riesgo país de Brasil está aún por arriba del mexicano --en 276 unidades al 26 de noviembre--, el diferencial ha venido disminuyendo a raíz de la victoria electoral de Jair Bolsonaro, a quien los agentes financieros ven como un político proclive a proponer y aprobar políticas públicas a favor de los mercados.