A medida que va recuperándose la mayor parte del mundo tras la pandemia del coronavirus y los cierres económicos forzosos, los indicios sobre el estado del mercado del petróleo son mixtos.
La OPEP+ parece estar preparada para disminuir sus reducciones de la producción durante la segunda mitad del verano, aunque eso aún no es un acuerdo cerrado. Y mientras que el almacenamiento en alta mar ha disminuido, la superabundancia no necesariamente ha desaparecido. Además de ese panorama conflictivo: las noticias sobre la demanda de petróleo de países como la India y Estados Unidos son variadas.
Los optimistas están contentos, pero los pesimistas también tienen varios puntos de datos a su favor. A continuación, echamos un vistazo más profundo a la posición del mercado del petróleo:
1. La producción aumentará en agosto
El mes pasado la OPEP prorrogó sus reducciones de la producción hasta julio. Ahora ha llegado julio y los observadores del mercado aguardan a conocer las previsiones del grupo para agosto.
Actualmente, todo apunta a que la OPEP+ elevará la producción en aproximadamente 2 millones de barriles al día entre julio y agosto. Según Reuters, varias fuentes de la OPEP+ confirmaron la probabilidad de que se elevara la producción a menos que la demanda fuera particularmente débil.
Tanto Arabia Saudí como Rusia han señalado que están satisfechos con la demanda y/o los precios del petróleo. Amin Nasser, director ejecutivo de Saudi Aramco (SE:2222), dijo el martes que "ya ha pasado lo peor" y la demanda mundial de petróleo ya ha vuelto a unos 90 millones de barriles al día. Esta cifra se situó en torno a los 100 millones de barriles al día antes de la pandemia y los cierres económicos.
El ministro ruso del petróleo, Alexander Novak, sostiene que Rusia está satisfecha con los precios actuales del petróleo, y Kirill Dmitriev, director del fondo de riqueza soberana de Rusia, afirmó que no tiene sentido ampliar los recortes de 9,7 millones de barriles al día de la OPEP+ más allá de julio.
Sin embargo, sería prudente prepararse para un posible giro de 180 grados. Si los precios del petróleo comienzan a mostrar una tendencia a la baja, ya sea por el aumento de la producción de Estados Unidos y en otros lugares o por las débiles cifras de demanda, la OPEP podría presionar a Rusia para que acepte prorrogar los recortes de 9,7 millones de barriles al día un mes más.
Independientemente de dónde se encuentren los precios del petróleo, es muy improbable que Rusia apoye cualquier política de la OPEP+ que no le permita aumentar la producción en agosto. Rusia ha experimentado un impulso de la demanda interna de su petróleo de mezcla de los Urales y ha tenido que frenar las exportaciones en julio como resultado.
De hecho, no sería sorprendente ver a Rusia empezar a aumentar la producción incluso antes del 1 de agosto si la demanda interna sigue creciendo.
2. Indicios de repunte de la demanda mundial
El petróleo crudo y los productos petrolíferos almacenados en buques cisterna en el mar han disminuido, lo que indica que la demanda está repuntando al irse reanudando la actividad económica.
Según estimaciones de IHS Markit, 180 millones de barriles de petróleo se almacenaban en el mar a finales de abril. Esa cantidad ha disminuido hasta poco menos de 150 millones de barriles a finales de junio.
Los productos refinados almacenados en buques cisterna alcanzaron máximos de 75 millones de barriles a mediados de mayo, pero la cifra ha descendido hasta 50 millones de barriles. El grupo naviero NORDEN espera que el almacenamiento flotante alcance los "niveles normales" en algún momento del tercer trimestre.
Sin embargo, la disminución del almacenamiento flotante no sugiere necesariamente que todo el petróleo crudo y los productos se estén consumiendo. En primavera era considerablemente más barato almacenar petróleo en el mar que almacenarlo en tierra (una situación conocida como contango). Los incentivos para almacenar petróleo en el mar han disminuido desde la primavera, porque se ha vuelto menos costoso almacenar petróleo en tierra.
El consumo de combustible de la India siguió aumentando en junio, mientras que en abril se redujo a la mitad, su cota más baja desde 2007.
Incluso con el reciente crecimiento, la demanda de petróleo de la India sigue quedando un 12% por debajo de la del año pasado en este momento. Sin embargo, el ministro de petróleo del país dijo que si la demanda sigue aumentando al ritmo actual, los niveles normales podrían volver en septiembre.
Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento económico descendió a sólo el 3,1% en el primer trimestre. Dada la situación económica, la demanda de petróleo podría no alcanzar los niveles anteriores este año.
Además, las cifras de consumo de combustible de la India se vieron impulsadas por una política gubernamental que proporcionó GLP (gas licuado de petróleo utilizado para cocinar) a 80 millones de hogares pobres durante el confinamiento provocado por la pandemia en la India, una política que puede enmascarar mayores problemas económicos subyacentes que podrían seguir lastrando la demanda de petróleo de la India.
3. Consumo de Estados Unidos: Un accidentado camino al alza
Hace varias semanas, la Administración de Información Energética pronosticó que la demanda de petróleo de Estados Unidos seguiría aumentando constantemente a medida que se levantaran las restricciones económicas. Advertí contra esta suposición y advertí que habría más baches en el camino.
Ahora la evidencia de esos baches está saliendo a la luz. Los datos de la Administración de Información Energética revelaron que los almacenamientos de gasolina aumentaron la semana pasada en 1,2 millones de barriles. Esto probablemente se debió a la ampliación de la utilización de las refinerías (94% en la semana que concluía el 28 de junio frente al 73% de la semana anterior) junto con una ligera disminución de la demanda de gasolina para motor.
La mayor preocupación en torno a la demanda estadounidense es que un gran número de tests positivos están obligando a algunas jurisdicciones a aumentar las restricciones, lo que a su vez lleva a muchos estadounidenses a reducir la actividad económica. Aunque las hospitalizaciones —y en particular las muertes— parecen estar descendiendo, el miedo a un resurgimiento del virus está influyendo en la economía de maneras que aún no podemos evaluar.