Trump mocha el TLCAN: consecuencias y reacción de mercados

 | 31.05.2018 15:45

El presidente Donald Trump empezó a mochar el TLCAN: sacó de los presupuestos de libre comercio al acero y al aluminio.Lo hizo anunciando, como advertimos ayer, un arancel del 25% sobre las importaciones de acero y del 10% sobre las del aluminio a sus socios del TLCAN, México y Canadá, además de a la Unión Europea. La decisión llegó antes de que venciera la prórroga a la exención arancelaria esta medianoche. La razón es que, según Wasghington, los avances en las negociaciones, ni en el TLCAN ni con la Unión Europea, han sido lo suficientemente fructíferas como para justificar prorrogar las exenciones (y mucho menos hacerlas permanentes).

La decisión de imponer el arancel pretende hacer creíbles las amenazas de Trump, y presionar más a sus aliados comerciales para que hagan más concesiones y le den todo aquello que pide. Y cuidado, porque también ha encargado, con el mismo propósito, a su secretario de Comercio Wilbur Ross que inicie una investigación para evaluar si la importación de vehículos supone una amenaza para la seguridad nacional. ¿El propósito? Tener Trump la potestad de poner un arancel del 25% sobre las importaciones de autos sin pasar por el Congreso con el fin de tener más mano ancha para amenazar a aquellos que no quieran ceder en sus pretensiones. Y México, en ese caso, sería el más vulnerable (lea Trump dispara a México en la negociación del TLCAN)

Por tanto, ya hay aranceles. En realidad no es más que otra arma para presionar a sus socios. Y ahora queda seguir negociando al estilo de Trump, que es el de Al Capone, con una pistola en la cabeza. Ahora quiere ver si así sus socios reaccionan como ellos desean y hacen las concesiones que solicitan. En función de cómo lo hagan, ellos cuentan con la flexibilidad suficiente para poner nuevos aranceles (como amenaza con el sector automotriz) o establecer cuotas (así hizo con Corea del Sur), pero también para retirar los aranceles si sus socios dan su brazo a torcer.

Esa medida tiene sus costos. Uno de los que más debe preocupar es el alza de los precios que ocasionará en Estados Unidos en un momento en el que las presiones inflacionarias están acechando a su economía. El aumento de los precios del acero y el aluminio, un insumo fundamental en sectores como el de construcción, el de maquinaria pesada (Caterpillar (NYSE:CAT), Deere (NYSE:DE)), el automotriz (GM, Ford (NYSE:F), Toyota (T:7203)), aeroespacial (Boeing (NYSE:BA), United Technologies (NYSE:UTX)), petroleras que precisan hacer ductos, o las cerveceras, afectará los costos de esas industrias, que pueden verse tentadas a incrementar el precio final. La gente de Trump, sin embargo, asegura que el porcentaje del costo de los metales sobre los productos finales es marginal y el impacto inflacionario será muy limitado, por lo que no presionará a la Fed para subir las tasas de interés de manera más acelerada.

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De momento, el referente del acero en Estados Unidos, el Hot-Rolled Coil, sube hoy un 3.8% y cotiza a 924 dólares la tonelada métrica, un aumento del 40% respecto a finales del año pasado. En el caso del aluminio, los precios se han mantenido más estables.