Testimonio Semestral Fed: Powell sale a dar la cara frente al Congreso

 | 27.02.2018 07:33

Durante esta semana empieza el mes de marzo, y será crucial para los mercados mundiales. El inicio de febrero provocó un pequeño cataclismo en los mercados: el detonante fue el dato de empleo de enero. Uno de sus componentes referente a la evolución de los salarios sorprendió al mercado con cifras más elevadas a lo pronosticado. La tasa anual de las remuneraciones por hora se incrementó un 2.9%, lo que significaba el ritmo de crecimiento más alto desde el año 2009. Las presiones salariales, por tanto, dan indicios de repuntar y se teme que la Fed tendrá que actuar en consecuencia.

Durante la segunda mitad del mes se ha producido un rebote, pero le ha faltado la contundencia de otras veces. A los inversionistas les sigue preocupando la inflación y la evolución de las tasas de interés. A mitad de mes, se publicó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) para enero. Es verdad que no es el indicador de inflación preferido por la Fed. Pero los datos volvieron a desconcertar al mercado. Las cifras resultaron mucho más altas de lo esperado por el consenso de los analistas y todo parece indicar que, ahora sí, las presiones de precios, que no sólo provienen de los salarios sino también de la fortaleza de la demanda, de la recuperación del precio del petróleo y de la debilidad del dólar, dirigen a la inflación hacia el objetivo de 2.0%.

El miércoles pasado, las minutas de la última reunión de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) lanzaron otro aviso al mercado. Para ellos, la tasa de crecimiento en 2018 puede superar sus estimaciones sobre el ritmo que consideran sostenible para el largo plazo y que, en ese contexto, las condiciones laborales se seguirán apretando. Algunos de los miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC por sus siglas en inglés) han revisado sus expectativas de crecimiento económico para el corto plazo en relación a los pronósticos que realizaron en diciembre. Para ellos, esa fortaleza hace que estén justificados incrementos adicionales de tasas para este año, lo que disparó la tasa de 10 años a 2.95% ese mismo día, un nuevo máximo desde enero de 2014. Cuando la Fed habla en ese tono, ¿qué nos está diciendo? ¿Que incrementarán las tasas de interés en tres ocasiones a lo largo de 2018, tal y como proyectaron en diciembre pasado, o que podrían hacerlo más veces?

Ésa es la gran pregunta que ronda la mente de los inversionistas, y que tratarán de encontrar respuesta en las palabras del nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell. Esta semana será prácticamente su presentación en sociedad: irá al Congreso, donde se someterá a las preguntas de los legisladores, para rendir cuentas sobre sus perspectivas económicas y el manejo de la política monetaria. Hoy martes lo hará en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, a las 9:00 hora de México, y el jueves en el Comité Bancario del Senado. Ahí se verá cuál es la solvencia técnica y política del nuevo jefe de la Fed. ¿Qué nos podrá decir Jerome Powell sobre el crecimiento económico, la inflación y la estabilidad de los mercados financieros? No lo sabemos, pero por el reporte de política monetaria de la Fed que se publicó el pasado viernes, nos tememos que Powell será más complaciente de lo que sugieren las minutas de la última reunión.

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Sobre el crecimiento económico, quizás nos indique que la economía marcha muy bien, pero que no está sobrecalentada, dando a entender que aún hay margen para incrementar las tasas de interés de manera gradual. Él puede sostener que si bien la tasa de desempleo, actualmente en 4.1%, se ubica por debajo de lo que tradicionalmente se ha considerado la tasa natural de desempleo, ésa que no genera presiones inflacionarias y que la Fed sitúa en torno a 4.6%, la realidad es que el aumento de los salarios aún es moderado y se ha mantenido deprimido por las pobres ganancias de productividad. Además, nos dicen, en aquellas industrias donde buscan trabajadores, los encuentran.

Sobre la inflación, por supuesto, advertirá de los múltiples riesgos que la acechan. Pero sea por lo que sea, la evolución de los precios, que desde hace tiempo se espera que entre en una clara tendencia al alza, ha defraudado esas expectativas y se ha mantenido en niveles anormalmente bajos. Y esto no sólo es cierto en Estados Unidos, sino prácticamente en todas las economías avanzadas. Las razones no son claras: que si es por un exceso de capacidad ociosa tras la Gran Recesión en un mercado laboral cada vez más integrado con las economías emergentes; que si es por los cambios tecnológicos; o que si es por una población más envejecida que es más cuidadosa a la hora de gastar. El caso es que la Fed ahora nos dice que el conocimiento sobre el comportamiento de la inflación es “imperfecto” y que, por tanto, no se debe dar por hecho que los riesgos inflacionarios realmente se materializarán.

Finalmente, también parece menos preocupado que en el pasado sobre los riesgos de inestabilidad financiera. Si antaño advertía que algunos sectores como el de biotecnología o internet podían estar en una burbuja y había que vigilarlos, ahora consideran que las valuaciones de los activos financieros son elevadas, pero al mismo tiempo juzgan que no tiene sentido combatirlos mediante los instrumentos de política monetaria. Por tanto, en la Fed estiman que los riesgos sobre la estabilidad financiera son moderados y no consideran pertinente un ciclo de subidas de tasas más agresivo con el fin de contener el rally de las bolsas y ponderar los peligros de futuras burbujas.

A ese mensaje de cierta complacencia se unió el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Pese a que sí reconoce nuevas presiones salariales, afirmó que ese comportamiento no necesariamente conlleva un aumento generalizado de los precios.

Si es así o no, lo dirán los datos duros y cómo reaccionan los “vigilantes de bonos”. El jueves se publica el gran dato de inflación de enero para la Fed. Se trata del deflactor del gasto de consumo: se pronostica que el índice general aumente un 0.4% tras una lectura de 0.1% en diciembre. Eso dejaría la tasa anual del deflactor del gasto de consumo sin cambios en 1.7%. Por otro lado, el deflactor subyacente, excluyendo alimentos y energía, pudo incrementarse un 0.3%, lo que también dejaría la tasa anual sin cambios en 1.5%. Más importante será aún el reporte de empleo, causa de los males bursátiles en febrero, sobre todo por el componente de salarios: pero para conocerlo tendremos que esperar hasta el viernes 9 de marzo.

Entre tanto, Jeffrey Gundlach, conocido como el “rey de los bonos de Wall Street”, se mofó de Mnuchin: si ocurriera que hay aumento de salarios sin inflación, significará que los salarios se están comiendo los márgenes de utilidades. Y si se diera un aumento de salarios con inflación, entonces hará que las tasas de interés de los bonos sigan trepando. Sea cual sea el escenario, ninguno es bueno para las valuaciones de las acciones ni las bolsas.

Esa cierta complacencia de la Fed ha hecho que la calma retorne a los mercados. La tasa de 10 años, tras trepar el miércoles a 2.95%, cerró la semana en 2.87%. Por otro lado, el S&P’s 500 logró sacar otra semana de ganancias (+0.4%) tras dispararse un 4.3% en la semana previa. Powell, en su estreno frente al Congreso, puede prolongar el rally.

INFOGRAFÍA

Hoy empieza el testimonio semestral de Jerome Powell en el Congreso. Será su presentación en sociedad, y tendrá que responder a los legisladores. Una de las preguntas podría ser cómo es que la tasa de los Fondos Federales está tan baja en relación al nivel sugerido por la regla de Taylor, esa guía para los bancos centrales que tiene en cuenta la evolución del empleo y la inflación…