Maria Agustina Patti Exness | 08.11.2022 10:46
El ciclo económico refleja la fluctuación de la actividad de un país o una región en un período de tiempo determinado. Una economía evoluciona a través de 4 fases: recuperación, expansión, auge y recesión.
Estas fases suelen ser críticas a la hora de determinar el rendimiento y la performance de los sectores del mercado bursátil, ya que el mercado de capitales se anticipa de 6 a 12 meses al comportamiento de la economía. Si bien cada ciclo económico presenta un comportamiento diferente, algunos patrones tienden a repetirse en el tiempo. De esta manera, existe una estrategia que identifica los sectores que tienen más probabilidad de generar retornos positivos en función a la fase del ciclo económico en que se encuentra. Así, les permite a los inversores ajustar la exposición de su cartera a sectores que tienen una proyección de ganancias superior. A continuación analizaremos cada una de las fases que componen un ciclo económico.
La fase de recuperación es aquella que sucede a una recesión y es la que históricamente muestra una performance más robusta. Los sectores que habitualmente se ven más beneficiados por bajas tasas de interés y por los primeros signos de mejora económica tienden a liderar el avance del mercado. En esta fase suelen desempeñarse por encima del promedio sectores como consumo discrecional (bienes de “lujo” o que no son de primera necesidad) y financiero, ya que se ven favorecidos al incrementarse el otorgamiento de créditos y el aumento del consumo de bienes ligados a la actividad industrial, como autos y bienes duraderos.
En la próxima fase, la de expansión, la tasa de crecimiento es moderada y los sectores sensibles a la tasa de interés, si bien mantienen una buena performance, ya no lideran el avance del mercado como en la fase anterior. El sector que mejor se desempeña durante la fase de expansión es el de tecnología, viéndose favorecido por un crecimiento más arraigado y una mayor estabilidad, lo cual genera que las compañías estén más dispuestas a invertir capital.
Durante la fase siguiente, auge, los inversores comienzan a vislumbrar señales de ralentización de la economía y se vuelcan hacia sectores defensivos, aquellos en donde los ingresos de las compañías están ligados a necesidades básicas y no son tan sensibles a la economía, como salud, consumo no cíclico (bienes de primera necesidad), servicios y energía.
En la última fase, recesión, que es la fase que podríamos estar transitando de acuerdo a ciertos analistas, la mayor parte de los sectores muestran una baja performance. A medida que el crecimiento de la economía se estanca y se contrae, los sectores más sensibles a la economía se ven más desfavorecidos y aquellos más defensivos son los que toman la delantera, ya que sus ganancias son más estables. Estos sectores son consumo no cíclico, telecomunicaciones, servicios y salud, particularmente empresas dedicadas a bienes de primera necesidad, electricidad, servicios telefónicos, farmacéuticas, entre otros, ya que son productos que difícilmente los consumidores prescindan, incluso durante una recesión. Por eso, si a nivel global transitamos una desaceleración económica o recesión, los sectores que mostrarían un desempeño por encima del promedio serían aquellos que no están asociados a bienes de lujo, sino más bien a sectores asociados a bienes de primera necesidad que no son tan golpeados frente a una recesión, bienes que los consumidores continuarían consumiendo a pesar de transitar una caída o desaceleración de la economía.
Finalmente, este enfoque de inversión de acuerdo al ciclo económico realiza un análisis global acerca del estado de la economía y su proyección, lo cual la define como una estrategia de mediano a largo plazo reduciendo así el riesgo de operar en falso debido a correcciones de corto plazo del mercado.
Las operaciones con instrumentos financieros o criptomonedas implican un elevado riesgo, incluyendo la pérdida parcial o total del capital invertido, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores. Los precios de las criptomonedas son extremadamente volátiles y pueden verse afectados por factores externos de tipo financiero, regulatorio o político. Operar sobre márgenes aumenta los riesgos financieros.
Antes de lanzarse a invertir en un instrumento financiero o criptomoneda, infórmese debidamente de los riesgos y costes asociados a este tipo operaciones en los mercados financieros. Fije unos objetivos de inversión adecuados a su nivel de experiencia y su apetito por el riesgo y, siempre que sea necesario, busque asesoramiento profesional.
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