Nicolás Litvinoff | 19.04.2018 07:39
Luego de abrir 2017 en torno a los 1000 dólares por unidad, el 17 de diciembre último el precio del Bitcoin alcanzaba los 20.000 dólares y acumulaba una suba del 1900% en apenas doce meses meses. Por entonces, la fiebre por la joven criptomoneda se extendía a los medios de todo el mundo y su nombre era repetido en ascensores, bares y oficinas por gente con y sin formación financiera.
¿Qué pasó luego? El precio se estancó, cayó fuerte, rebotó un poco y, al cabo de una semana, terminó tomando una pendiente tan bajista como la rampa de un tobogán. El 2 de febrero llegó a tocar los 5900 dólares, cifra que hablaba de una caída del 70% desde los máximos.
Los detractores del Bitcoin salieron a declarar su muerte y una supuesta explosión de la burbuja financiera que lo había catapultado a valores inesperados años atrás.
A no apurarse. Vengo siguiendo la evolución de esta nueva tecnología desde 2013, cuando valía menos de 100 dólares. En ese lapso, he visto a muchos especialistas doblar las campanas por el Bitcoin y luego callar ante su resurrección.
Con el Bitcoin operando muy por debajo de sus máximos de 2017 pero también bastante por encima del mínimo de febrero, es hora de analizar las causas que originaron la tormenta en el mercado cripto y pensar qué podemos esperar de aquí en más quienes apostamos al valor intrínseco de la Blockchain (la nueva tecnología que está detrás del Bitcoin) y no nos dejamos llevar por las impresionantes variaciones de precio que en el corto plazo experimenta el criptoactivo más representativo.
Causas de la caída
“Los árboles no crecen hasta el cielo” es un viejo lema que se escucha en los recintos bursátiles cuando los activos que subieron mucho enfrentan correcciones o fuertes caídas de precio.
En el caso del Bitcoin, más allá de una corrección esperable luego de la astronómica suba de 2017, la fuerte depreciación esconde razones de peso. Los conservadores amantes del statu quo vienen ofreciendo una importante resistencia desde que entendieron que la nueva tecnología descentralizada atenta contra los intereses del sector financiero en general y de los monopolios de varias industrias en particular.
De manera sincronizada, atacaron el mercado de criptoactivos mediante una tríada utilizando las mejores armas que tienen:
Censura: En una maniobra tan llamativa como sospechosa, Google (NASDAQ:GOOGL), Facebook (NASDAQ:FB) y Twitter prohibieron la publicidad de cualquier empresa vinculada al Bitcoin y los criptoactivos sin importar su rubro o misión. Apelaron al presunto objetivo de “proteger a sus usuarios de potenciales estafas”, principio que no se corresponde con otras acciones de Facebook que actualmente tienen a Mark Zuckerberg en la mira y que refieren al uso irresponsable de datos privados de millones de usuarios.
Sin duda, estas trabas ralentizan el crecimiento de la industria cripto y afectan a las nacientes empresas del sector.Conclusión
¿La tormenta ya pasó? Difícil saberlo, pero peor la tienen quienes pronostican la muerte del Bitcoin simplemente por la caída en la cotización de los últimos meses. Esos supuestos analistas deberían observar el cuadro entero. Allí se encontrarían con la siguiente progresión:
En 2001, cuando explotó la burbuja del Nasdaq, muchos economistas muy respetados se apuraron a declarar el fin de Internet y de la actividad económica que giraba en torno a la red. Los resultados contrastan con sus augurios.
Mi consejo es abrir la mente ante la posibilidad de que los criptoactivos y la Blockchain hayan llegado a nuestras vidas para quedarse y transformarlas de manera radical en las próximas décadas. Es muy probable que los esfuerzos denodados por detenerla no logren más que demorarla: La nueva tecnología, más temprano que tarde, formará parte de nuestro día a día.
Las operaciones con instrumentos financieros o criptomonedas implican un elevado riesgo, incluyendo la pérdida parcial o total del capital invertido, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores. Los precios de las criptomonedas son extremadamente volátiles y pueden verse afectados por factores externos de tipo financiero, regulatorio o político. Operar sobre márgenes aumenta los riesgos financieros.
Antes de lanzarse a invertir en un instrumento financiero o criptomoneda, infórmese debidamente de los riesgos y costes asociados a este tipo operaciones en los mercados financieros. Fije unos objetivos de inversión adecuados a su nivel de experiencia y su apetito por el riesgo y, siempre que sea necesario, busque asesoramiento profesional.
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