Eloisa Cadenas | 17.07.2018 13:55
Cuando surgió la fiebre del bitcoin, la gente encontró una nueva oportunidad para obtener rendimientos rápidos a partir de la compra de criptoactivos (o criptomonedas). Me buscaban con bastante frecuencia para saber si era conveniente realizar una inversión. Es claro que, al ser un fenómeno atípico, no se podría realizar una inversión en el largo plazo. Los que depositaron sus ingresos en el primer semestre de 2017, se vieron sumamente beneficiados hasta el 18 de diciembre de ese mismo año cuando el bitcoin alcanzó un precio de 20,000 USD. Pero como me habría dicho un académico de la universidad: “todo lo que sube, tiene que bajar” y efectivamente así lo fue en enero de 2018.
De manera simultánea a la fiebre de las “cripto’s”, se gestaba otro interés que iba más allá de la inversión en criptomonedas: blockchain. La tecnología de los criptoactivos como bitcoin, ether o litecoin que desde 2009 algunos comenzamos a explorar como algo novedoso y que se vislumbraba (en aquel entonces) como algo que podría trascender en el mundo de las finanzas.
En aquél entonces, sitios como “Netpicks Trading Strategies” ya hablaban de blockchain como una “innovación disruptiva” en proceso, que sería capaz de generar un nueva red de mercado y de valor.
Las primeras aplicaciones
Cuando se comprendió que el bitcoin sólo era una aplicación de la tecnología planteada por Nakamoto, los primeros estudiosos al respecto encontraron diversas áreas de oportunidad para aplicar dicha tecnología, puesto que ya estaba claro que era posible eliminar a los intermediarios y que el gran valor de esta tecnología era la transferencia de activos (valores) en por internet sin la necesidad de contar con un tercero. A continuación haré un recuento de cómo se pensó en aquellos años (a partir de 2009) las primeras aplicaciones:
Actualmente diez años después, sería casi imposible enlistar las múltiples ideas de proyecto que se proponen a partir de la tecnología blockchain.
Los retos
El hecho de que la blockchain se plantee como una tecnología “disruptiva” sugiere la idea de que solucionará muchos de los problemas que hasta ahora no se habían podido resolver,sobre todo en términos de seguridad en el área de las empresas. Esto es común cuando surge una tecnología bastante novedosa y que tiene alto impacto. No obstante, podríamos recordar eventos como la era de las “puntocom”, que al final, no todas las páginas web que fueron creadas en aquel entonces, subsistieron.
Algunos proyectos basados en blockchain donde me ha tocado analizar la viabilidad, se muestran ciertos cabos sueltos, sobre todo en la parte de evaluación que permite conocer el impacto que se podrían generar, principalmente en la parte financiera.
El problema principal que observo va en el sentido que, para que la tecnología realmente nos genere valor, se necesita aplicar lo que yo llamo el LeWiMoNee (LessWishes/MoreNeeds), es decir, pensar menos en lo que se “desea” y más en lo que se “necesita”.
En este sentido, es posible conceptualizar dos tipos de innovaciones a partir de blockchain: evolutivas y revolucionarias. Lo anterior es importante porque con base en eso podríamos conocer el alcance al momento de desarrollar e implementar. La blockchain como una innovación tiene diferentes etapas las cuáles deberían analizarse en el momento en el que se desea migrar a dicha tecnología, y para ello sugiero estos análisis como un primer paso:
Es claro que los puntos anteriores requieren de todo un estudio de viabilidad, sistémico y sobre todo económico. Es por ello que vale la pena preguntarse en primera instancia, ¿en qué medida blockchain realmente atiende una necesidad o soluciona un problema? En la medida en que esa pregunta se satisfaga, nuestro proyecto tendrá más probabilidad de crecer y ser escalable.
Las operaciones con instrumentos financieros o criptomonedas implican un elevado riesgo, incluyendo la pérdida parcial o total del capital invertido, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores. Los precios de las criptomonedas son extremadamente volátiles y pueden verse afectados por factores externos de tipo financiero, regulatorio o político. Operar sobre márgenes aumenta los riesgos financieros.
Antes de lanzarse a invertir en un instrumento financiero o criptomoneda, infórmese debidamente de los riesgos y costes asociados a este tipo operaciones en los mercados financieros. Fije unos objetivos de inversión adecuados a su nivel de experiencia y su apetito por el riesgo y, siempre que sea necesario, busque asesoramiento profesional.
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