Con el paso del tiempo, los contratos inteligentes mejor conocidos como smart contracts están ganando terreno dentro del sistema financiero. Dentro de los precursores de bitcoin, uno de los desarrolladores que utilizó el término “smart contract” por primera vez, fue Nick Szabo hace aproximadamente 20 años. La idea era transferir derechos de propiedad garantizando la eliminación de un intermediario; la analogía la hacía con el oro, es decir, cómo transferir valor en internet teniendo la seguridad garantizada.
En la actualidad un contrato inteligente, en general, se entiende como un software que se almacena en una cadena de bloques (blockchain), que no es otra cosa mas que un libro contable distribuido que hace uso de una red de computadoras (o nodos), y de la criptografía para evitar alteraciones. Esta ha sido la base que da origen a los criptoactivos que hoy conocemos como Bitcoin, Ether, etc.
A diferencia de los criptoactivos, con los contratos inteligentes es posible realizar acciones automatizadas, por ejemplo, retirar y depositar fondos de una cuenta a otra con ciertas condiciones, es decir, una persona A podría depositar a la cuenta de una persona B cierta cantidad cuando se identifique que X monto ha disminuido. Los ejemplos son más complejos en finanzas, algunos de ellos con los instrumentos financieros derivados, como contratos futuros u opciones.
La seguridad en los contratos inteligentes
Debido a que esta tecnología aún se encuentra en proceso de maduración, los desarrolladores aún se enfrentan al reto de cómo deben ser diseñados para que se pueda confiar en que no habrá perdidas en la implementación. Diversos estudios, ya han revelado que existe vulnerabilidad en los contratos inteligentes principalmente aquellos que están basados en Ethereum.
Aunque la tecnología resulta bastante atractiva, uno de los aspectos FUNDAMENTALES es la seguridad. Y resalto la palabra fundamental, porque aún existen ciertos vacíos. Una investigación realizada por Ilya Sergey de University College London,consistió en analizar una muestra de aproximadamente 1 millón de contratos inteligentes basados en Ethereum y se encontró que el 29.41% se reportaron como vulnerables.
Desafortunadamente las vulneraciones se han identificado una vez que ha cobrado víctimas. Por ejemplo la billetera Parity, basada en Ethereum, presentó problemas cuando miles de usuarios no pudieron acceder al servicios, con una pérdida valuada en alrededor de 150 millones dólares. Asimismo, la Organización Autónoma Descentralizada (DAO), cuya estructura también estaba basada en la cadena de bloques de Ethereum, sufrió un robo valuado 50 millones de dólares en 2016. En el caso de la DAO, el problema no estuvo en la Ethereum, puesto que había hecho lo que se suponía que debía hacer, lo que suscitó el problema, fue una laguna en el código del contrato inteligente que finalmente expuso a la organización.
Otro problema que debe considerarse es la imposibilidad de modificar los contratos una vez que se activan, ya que, si reemplazas directamente un contrato inteligente por uno mejorado, perderás toda la información de contrato inteligente de blockchain. Algunas empresas como Simform Solutions han encontrado algunas soluciones a este problema.
En términos legales también es posible observar un problema, ya que un contrato presume que las partes se tratarán mutuamente de manera justa y no despojarán a ninguna de las partes de sus derechos para recibir los beneficios adquiridos con el contrato. De manera similar, con los contratos inteligentes, no queda claro cómo podría cumplirse dicho término.
Ante este panorama, dejo de manera muy general, algunas ideas que considero importantes, las cuáles deberían ser previamente analizadas previo a cualquier implementación de contratos inteligentes:
- Determinar si el contrato inteligente es posible modificar.
- Cuantificar el impacto que se puede generar al momento de realizar alguna modificación.
- Describir si es posible la escalabilidad, es decir, si pueden ampliarse.
- Considerar de manera anticipada las posibles vulneraciones.
Es necesario tener en cuenta que no en todos los casos, los desarrolladores podrán tener una visión integral para llevar a cabo el proyecto. Es por ello que aquellos que desean implementar o desarrollar contratos inteligentes, requieren de análisis de riesgos ante posibles fallas, puesto que, si bien es cierto, nunca se tiene certeza del momento en el que se puede ser vulnerable, sí es posible buscar todos los filtros y planes de acción alternativos ante cualquier eventualidad.